No nos engañemos, ser emprendedor no es trabajar de martes a jueves, y los lunes y viernes dedicarlos al paseo matutino. La dedicación es fundamental.

 

La actitud. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define “actitud” como la disposición de ánimo manifestada de algún modo. En el caso de los emprendedores, esa actitud debe tener una sola fórmula: optimismo en el primer lugar de una lista donde el segundo es también la optimismo, y el tercer punto es el resultado de sumar los dos primeros. Una actitud positiva que debe ir de la mano de una constancia inquebrantable.

 

En esta magnífica aventura de ser emprendedor de tu propio negocio no está permitido desfallecer, si luchas puedes perder, si no luchas estás perdido.

 

Otro punto que nunca debemos olvidar es que estamos en continuo aprendizaje.

 

Al comienzo de nuestra aventura nos desvivimos por aprender todo lo que nos ayuda a emprender en nuestro negocio, preguntamos a expertos, nos informamos, sentimos que somos una esponja que ha de asimilar el reto de ser los mejores. Tras esos dos primeros años de rigor, tendemos a perder ese interés por aprender y creemos haber pasado de aprendices a expertos. Deberíamos rodearnos de gente experta a quien preguntar ¿Creen que estoy tomando la decisión correcta? ¿Cómo darían ustedes este paso? ¿Cómo se ha dado este paso con anterioridad en este campo? Tenemos que tener claro que hay cosas que no sabemos y no abandonar nunca la mentalidad de aprendiz, pues ésa será la que nos impulse a estar en continuo reciclaje y mejora en nuestro campo.